La ciencia se desenvuelve entre lo real y lo posible, entre lo ético y la
inteligencia. En los estudios actuales de la ciencia se han enfocado en la investigación de una incógnita sorprendente la regeneración
celular. En este inicio de un
camino que puede llegar a ser
sorprendente con los procesos de regeneración orgánica, la frontera entre la
ética e inteligencia deberá transitar
por la duda y la preocupación. Esta duda esencial permitirá utilizar la inteligencia
hasta el límite de la razón que poseemos, y la ética tendrá la finalidad de evitar daño al
prójimo.
Con el desarrollo del conocimiento de las llamadas stem cells o
células madre en órganos adultos, también llamadas células progenitoras, estaminales, tronco,
tallo o precursoras, se ha generado un importantísimo cambio en el pensamiento
científico y medico acerca de la auto reparación de los órganos. Las células
madre son las que pueden generar células
especializas, La célula madre pueden ser aisladas de diversos tejidos, ya sean
embrionarios o adultos(R.Cossio)
Las embrionarias son obtenidas de embriones de abortos espontáneos
o interrupciones voluntarias del embarazo, de la sangre del cordón umbilical.(Herreros)
Es ovio que en el tema de la utilización de embriones humanos para el
aislamiento de estas células generan un montón de problemas éticos que, por el
momento, hacen que esta vía de obtención no sea la más indicada.
Con respecto a los tejidos adultos, no se ha podido
demostrar la existencia de células madre en todos ellos; de esta manera, son
pocos (ya sean animales o humanos) en los que se puedan aislar célula madre. Además,
debe tenerse en cuenta que estas células generalmente se hallan en
pequeñas cantidades en los tejidos, lo
cual hace que sea dificultoso su aislamiento También es probable que su numero
disminuya con la edad.
Es fundamental recordar que, para conseguir que las células madre
se transformen en una realidad terapéutica, es imprescindible continuar haciendo investigaciones rigurosas
y estrictas que nos permitan llegar a conclusiones validas. A pesar de la presión
social, es imprescindible que los científicos, los políticos, los periodistas y
la sociedad en general no levanten expectativas que, lejos de la realidad,
puedan llevar a la frustración y el desencanto de los enfermos